martes, 17 de mayo de 2011

Mueran los cabrones y los campos del honor

No, no se trata de un exabrupto, se trata de una vieja novela de Benjamín Peret, de una época en la que se experimentaba con la escritura y en la que Dadá tan sólo era un payaso con alpargatas. Una novela absurda, al menos eso pensé cuando la leí hace ya muchos años sin enterarme de nada. Tan absurda como la lectura de la prensa económica actual, en la que uno constata día a día cómo los causantes de la crisis se van de rositas y determinados políticos nos intentan convencer de la bondad de unas ideas neoliberales que convierten al ciudadano medio en perjudicado y, por ende, en idiota.

Por supuesto, no entiendo nada de economía, pero dada la falta de previsión ante la crisis, no sólo de España, sino de todos los países occidentales, los estrambóticos errores de las agencias de calificación, el papel de los bancos adjudicando créditos con marchamo de inmediato impago...podría pensarse, en primera aproximación, que tampoco ellos saben una mierda de economía. Valga como prueba la falta de acuerdo entre reputados economistas sobre el origen de la crisis y, lo que es peor, sobre las posibles soluciones.

No obstante, si analizo los platos rotos, las consecuencias para amplios sectores de la población y la falta de consecuencias para una minoría, perteneciente fundamentalmente al sector financiero, empiezo a sospechar que saben de economía bastante más de lo que parece, sobre todo cuando se trata de engordar sus bolsillos. Da la impresión que, desde el sector financiero, únicamente se desarrollaron estrategias para, con la innegable colaboración de determinados sectores políticos, saquear las finanzas públicas con absoluta impunidad. Este es un fenómeno global, donde la desregulación y la falta de control sobre los flujos monetarios constituyen las pautas comunes en el obrar de todos los países occidentales.

¿Queda algo por saquear? Sorprendentemente sí, la Seguridad Social. El terreno ya ha sido abonado. En los últimos meses se han publicado en diferentes medios sesudos artículos recomendando tanto el copago como la apertura de la Seguridad Social a empresas privadas (desde luego, no se informa de quién financia a los economistas que escriben esos artículos). En algunas Comunidades Autónomas ya empezó el saqueo, sirvan como ejemplo la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana, ambas gobernadas por el PP, o, mejor dicho, por los núcleos ultraliberales del PP. La última cuchillada trapera procede de Convergència i Unió, compensando la bajada de impuestos con serias restricciones en la Sanidad Pública.

Es una pena. Pienso que la Seguridad Social es una de las pocas cosas que hemos hecho bien en este país y debemos sentirnos orgullosos por ello. Además es una ganga, pues de la comparación con el peso en el PIB con respecto a otros países occidentales se induce que es realmente barata y que nuestros médicos y enfermeras cuestan tres duros de los de cinco pesetas. Pero, no cabe duda que puede llegar a ser un magnífico negocio si se lo cedemos a determinados amiguetes. Bernardo Provenzano, el que fuera jefe supremo de la Cosa Nostra durante cuarenta años, acostumbraba a escribir: Me alegro de saber que todos gozáis de excelente salud. Lo mismo puedo decir de mí en este momento, a Dios gracias. Pues eso.




El señor Carbón había evidentemente perdido toda la razón. Lo dejé triturar sus relojes y huí a toda carrera. En una curva del camino vi un enorme guijarro de unos tres metros de alto. Me lancé de cabeza y me zambullí dentro de él. Estaba salvado. Podía contemplar el porvenir con tranquilidad. Me instalé.

Benjamín Peret

botero1957@yahoo.es

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