jueves, 21 de enero de 2010

Papel de estraza

Café Central, 18,45 h.; saboreo una cerveza mientras espero a un colega. Ambiente entre snob y bohemio, mucho guiri, jazz de fondo. Junto a mi mesa una muchacha realiza un boceto del local según las imágenes reflejadas en el espejo de la pared. Me llama la atención el rasgar del carbón sobre el papel; no se trata de un papel al uso, indudablemente es auténtico papel de estraza.

Aritmética de papel de estraza escribí en alguna ocasión, sin reflexionar sobre la metáfora. Estas asociaciones no son fortuitas, nuestras ideas, nuestros gestos, están mediatizados inconscientemente por los recuerdos. Ahora, viendo como las manos de la artista deslizan el carbón sobre el papel, veo como adquieren forma y volumen los porqués. Retratar la realidad a través del espejo es un mirar hacia atrás, es un cambiar la derecha por la izquierda manteniendo las proporciones. Cerca de aquí, en el Callejón del Gato (hoy calle de Álvarez Gato), estaban los espejos cóncavos, la deformación como esperpento (Valle-Inclán).

Es inevitable mirar hacia atrás, no en el espacio sino en el tiempo, el pasado como añicos de un espejo (Martín Gaite). Recojo uno de esos fragmentos y veo a mi madre doblando cuidadosamente el papel de los envoltorios - para hacer cuentas-, reciclando papel reciclado; pero no, no era ese el objetivo: aquello era una economía de guerra, se aprovechaba todo. Utilizaba el papel de estraza para hacer aquellas interminables cuentas, en las que siempre me equivocaba; para estudiar los verbos, que nunca aprendí, ¡no como otros!; las otras cuentas, las del día a día, las hacía mi madre y tampoco cuadraban: economía de necesidades para sueldos exiguos. También hacían cuentas sobre el papel de estraza los tenderos, es posible que cuadrasen, a saber.

Me fascina el trabajo de la artista, mirando a través del espejo, repensando la estancia, los humos, los gestos, las soledades. Papel de estraza, carbón, un espejo y unas manos hábiles. Sigo buscando los fragmentos de mi espejo, yo también quiero mirar hacia atrás. Papel de estraza para envolver la "matanza", regalo de mis abuelos, complemento dietético en la época de la leche en polvo. Hoy en día lo dicen zumo de colesterol, pero sigue siendo igual de sabroso. Papel de estraza para el primer regalo, para la primera desilusión.

El camarero deposita la factura sobre la mesa en papel impreso, nada de papel de estraza, de cuentas a mano. 2,70 la caña de cerveza. Excesivo. Había olvidado, por un momento, que desde aquel "España va bien" nos hemos convertido en una suerte de nuevos ricos, de consumidores compulsivos, economía de desechables; no se reutiliza, se desecha; me pregunto si este frenético desechar también alcanzará a las personas, es probable que también nosotros terminemos siendo desechables. ¿Acaso jubilación anticipada no es un eufemismo de persona desechable?

Ha llegado mi colega; en los altavoces suena " Where have all the flowers gone", la vieja canción de Pete Seeger; me reconforta y me hace recordar aquellos tiempos en que éramos resistentes. Definitivamente, a ese precio no nos tomamos la cerveza, nos vamos con el cuento a otro sitio.

botero1957@yahoo.es

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