Transcurrieron ya algunas navidades, no sé cómo sucedió, en los escaparates de las librerías, ocupando un lugar privilegiado para incitar su compra, aparecía tal cual, tan impúdica y soez, la Enciclopedia Álvarez. Perplejidad, no daba crédito a lo que veía, aquellos nostálgicos de la caspa ojeando el ladrillejo con la baba en la comisura de la boca...
Aquella fiebre, como si de la gripe A se tratase, empezó a extenderse y casi terminamos en epidemia. Para algunos se trataba de un revival de la pedagogía camp de la postguerra (sic ) y para otros, encerraba todo el saber de su época de manera sucinta y bien organizada. Cabía tanto la historia sagrada, como la historia de mentiras, la literatura sesgada y la aritmética cutre, de papel de estraza, junto con aquella religión que justificaba invasiones, cruzadas y guerras santas. Su objetivo, constante en los tres grados, era clonar una determinada identidad nacional de amplio espectro.
Debe ser que yo no aprendí nada de nada, el caso es que apenas recuerdo que al final del libro como si fuese poesía, se camuflaba una canción patriótica, de aquellas del nacional catolicismo; del cuchillo de Abraham cuando pretendía degollar a su hijo, la armada invencible de aquel manirroto cazador de herejes al que decían Felipe II y a los Reyes Católicos, con aquello del tanto monta...que aún sigo sin entender. Como ejemplo de la suprema desfachatez de aquellos “pedagogos” valga este pequeño texto de “El Parvulito”, página 108,
“Los españoles nombraron a Franco Jefe o Caudillo y desde el año 1936 gobierna gloriosamente España”.
Afortunadamente, todo aquello quedó en el olvido. Hoy gusto de bucear en las fuentes para encontrar la verdad histórica y deploro, cómo no, la manipulación de los hechos históricos con objeto de imponer una determinada manera de pensar. Como pequeña venganza contra aquella infamia educativa, la Enciclopedia Álvarez de los cullons , incluyo un texto de Eduardo Galeano, a propósito de nuestra reina, la muy católica:
“Los Reyes Católicos eran dos, Isabel y Fernando, pero Fernando estaba más preocupado por las damas y las camas que por las cosas del poder.
Isabel, nacida en Jueves Santo, devota de la Virgen de las Angustias, había fundado la Inquisición española y había nombrado a su confesor, el célebre Torquemada, Inquisidor supremo.
Su testamento, inflamado de místico ardor, insistió en la defensa de la pureza de la fe y la pureza de la raza. A los reyes venideros rogó y mandó que no cesen de pugnar por la fe contra los infieles y que siempre favorezcan mucho las cosas de la Santa Inquisición”
Sin comentarios. Ya saben ustedes, de aquellos polvos ... ¡ pobre país!
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